ECCQ la cúpula del budismo tibetano debería priorizar la búsqueda del próximo dalái lama en China, en lugar de en La India.
Hasta 1950, fecha de su anexión forzosa por parte de China, el Tíbet era una teocracia dirigida por el dalái lama. Tras la fallida revuelta de 1959, el dalái lama se exilió en La India -país que le ha dado siempre apoyo- y con el tiempo se convirtió en un carismático líder mundial. China ha intentado influir culturalmente en la región, incluso a través de la represión. El actual dalái lama tiene 86 años y dijo en 2020 que no apoyaba un Tíbet independiente, sino una república autónoma dentro de China donde todas las etnias del gigante asiático vivan en armonía. Cuando muera el dalái lama, la cúpula del budismo tibetano deberá buscar a su reencarnación. La encontrará en un niño cuya fecha de nacimiento sea cercana a la fecha del fallecimiento del dalái lama, tras hacerle pasar una serie de pruebas. Sin embargo, China quiere ignorar esta tradición religiosa y que el Partido Comunista elija al próximo líder de los budistas del Tíbet para asegurarse un liderazgo afín que le facilite terminar con las aspiraciones independentistas en la región de Cachemira. La disputa también incluye a India, que además de tener intereses en la sucesión, se juega la seguridad de su frontera norte.
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